Jennifer R. estaba lista para iniciar su nuevo trabajo como terapeuta en una agencia local, apenas terminados sus estudios en la universidad. Sin mucha dificultad, obtuvo dos ofertas de trabajo simultáneas después de aplicar y entrevistarse en tres lugares en el transcurso de unas cortas semanas.
Para su satisfacción, Jennifer logró lo que había deseado durante mucho tiempo: un trabajo estable en una profesión para la cual se había preparado intensamente y la cual la llenaba de orgullo y alegría.
Durante sus estudios en la universidad, Jennifer había elegido el español como segunda lengua ya que era evidente el incremento demográfico de los hispanos en los Estados Unidos y la gran posibilidad de trabajo que esto significaba para el futuro de su carrera.
Pero cuando llegó el momento de hacer una cita por teléfono con su primer cliente hispano, fuera del ambiente universitario, Jennifer se paralizó. Todo el estudio del español al cual le había dedicado tanto empeño, se esfumó de su mente en unos breves momentos.
Su supervisora, la señora R. Castillo, entendió el problema perfectamente. Jennifer había practicado su español siempre teniendo a la persona enfrente. Nunca se le había presentado la oportunidad de hablar con alguien por teléfono.
Esta situación es más común de los que usted se imagina. Para resolverla, dedique tiempo y estudio a escuchar conversaciones por teléfono regularmente. Cuando no estamos delante de nuestros clientes hispanos no nos podemos ayudar con el leguaje físico que ellos presentan.
No deje que esto le tome por sorpresa. Use nuestro video La Llamada Inicial y mejore su compresión por teléfono.
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Pero cuando llegó el momento de hacer una cita por teléfono con su primer cliente hispano, fuera del ambiente universitario, Jennifer se paralizó. Todo el estudio del español al cual le había dedicado tanto empeño, se esfumó de su mente en unos breves momentos.
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Esta situación es más común de los que usted se imagina. Para resolverla, dedique tiempo y estudio a escuchar conversaciones por teléfono regularmente. Cuando no estamos delante de nuestros clientes hispanos no nos podemos ayudar con el leguaje físico que ellos presentan.
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Por Alfonso M. López